Blog

“ME QUIERO PORQUE EXISTO”

La conciencia es constitutiva del ser humano, pero esta conciencia en las fases más iniciales de nuestra vida no es posible. El bebé cuando nace no es consciente del mundo donde está ni se reconoce a sí mismo para saber y pedir qué es lo que necesita. Es por eso que en estas fases tan tempranas es esencial la mirada del otro para nuestra supervivencia.

De la calidad de esa mirada “ajena” va a depender la mirada propia pues, al fin y al cabo, hemos sido constituidos por la mirada de los otros. La mirada de la madre y del padre te legitima, te reconoce, te quiere, te da permiso para ser… Esta estima “ajena” será la base de nuestro propio conocimiento y consciencia, y de ésa dependerá nuestra auto-estima.

Popularmente, la autoestima se sostiene por la valoración que nos hacemos de nosotros mismos. Y esta visión fragiliza el propio concepto. Intento explicarme mejor. Una valoración está en función de los valores que das y los valores son variables. Esto sitúa tu autoestima (tu propia estima) en un sitio peligroso, pues variará según estos valores-criterio cambien. Imaginémonos que lo que más valoramos de nosotros mismos es la capacidad de persistencia ante las adversidades. ¿Qué ocurrirá con nuestro propio amor el día que estemos fatigados, aburridos o cansados y no podamos persistir en una tarea? ¿Vas a quererte menos? ¿O qué ocurrirá en el caso que nuestra estima se base en la valoración de los otros? ¿No cumplo sus expectativas; creo no ser tan inteligente como la otra persona? Si el amor a nosotros mismos se basa en valoraciones, nos estamos vendiendo a las leyes del mercado. Nuestro reconocimiento no debe basarse en nuestros méritos, logros, en eso que podemos hacer porque nos distancia de nuestro SER. La autoestima, tal y como dice su nombre debe basarse en la estima: el amor y si es estima tiene que ser estable. Así pues, podríamos traducir autoestima como “autoamor”.

Desde esta nueva visión, la del amor, nuestra propia estima está siempre con nosotros, permaneciendo pese las circunstancias, cualidades y defectos. La autoestima está relacionada con dos conceptos: la autoimagen (concepto que se tiene de sí mismo) y autoaceptación (reconocimiento de las cualidades y defectos). Nos aceptamos sin condiciones, igual que si amamos a alguien.  Así, tener una autoestima implica querernos bien, tener cuidado de nosotros mismos; comprendernos para aprender de nuestros errores; poder ser auténticos por el hecho de ser y existir; podemos reconocer lo que hay y ser humildes.

Como una madre diría a su hijo, lo mismo tenemos que decirnos a nosotros mismos: “me quiero, porque existo” –sin añadir más condiciones.

Write a Comment