Blog

EL DOLOR ES INEVITABLE, PERO EL SUFRIMIENTO ES OPCIONAL

¿Quién no ha padecido dolor en algún momento de su vida? Seguramente todos podemos levantar la mano a esa pregunta y todos podemos explicar de alguna manera qué es en sí el dolor. Haber recibido un golpe, haber tenido fracturas de hueso, dolor muscular, dolor de cabeza intenso e incluso, sentir dolor profundo con la pérdida de algún ser querido. El dolor, en la mayor parte de los casos es determinado y abarca un periodo momentáneo de nuestras vidas. ¿Pero qué ocurre con ese dolor que perdura más de lo habitual o ya no hay pruebas médicas que demuestren el origen de ese dolor?

El síndrome llamado “dolor crónico” afecta al 20% de la población en la Unión Europea y sin embargo, la detección de éste es muy tardía. Se calcula que la persona que lo padece tarda más de dos años en acudir a un especialista y cuando éste acude los servicios sanitarios, tardan una media de 9 meses en diagnosticarlo; en el caso de España, unos cuatro meses más.

No estamos mentalmente preparados para recibir la noticia que nuestro dolor estará siempre con nosotros, que no tiene curación y que a partir de ahora vas a acarrearlo contigo allí donde vayas. Ese dolor que ha venido limitando tus actividades de la vida diaria (caminar, vestirte, ducharte, dormir, trabajar, etc.), que ha afectado tu estado de ánimo (irritabilidad, ánimo depresivo, desesperación, ansiedad, etc.) y que ha sobrepasado tu área individual afectando a tu entorno más inmediato: pareja, familia y amigos. No encontrarse bien propicia el aislamiento y la incomprensión del dolor y el alto nivel de malestar, una transformación de tu forma de ser y autoimagen. Una nueva persona centrada únicamente en su dolor y sufrimiento. Todo gira alrededor de eso bajo la creencia que no hay nada que hacer porque no hay curación. Y es cierto. No hay curación para ese dolor, pero ¿qué ocurre con nuestro sufrimiento?

Es importante poder distinguir, aunque difícil en momentos de tanta abrumación, el dolor del sufrimiento. El dolor es fisiológico (el cuerpo manda e indica que hay molestias) y, en cambio, el sufrimiento es la valoración psicológica de ese malestar, una emoción subjetiva. Ambos son desequilibrantes en nuestro bienestar, pero así como ante el dolor puede haber más o menos éxito en calmarlo, el sufrimiento sí está en nuestras manos. ¿Qué factores inciden a incrementar nuestro sufrimiento?, ¿qué nos permite estar mejor?, ¿cómo puedo canalizarlo para poder relativizar?, ¿qué actitud tomamos ante nuestra nueva situación? El sufrimiento psicológico y emocional es gestionable. Podemos hacer cosas para controlarlo y mejorar nuestra calidad de vida. No es un camino fácil, pero sabemos que es posible.

Si padecéis dolor crónico, desde el centro de terapia Kairós podemos ayudaros a diferenciar estos dos conceptos que están tan estrechamente relacionados e integrarlos de manera que os facilite vuestro día a día. Os queremos acompañar en este camino.

Write a Comment