Blog

LOS LÍMITES ENTRE EL AMOR Y LA INDIVIDUALIDAD

Hoy quisiéramos compartir con vosotros algunas de las ideas que Walter Raso concibe del amor y que compartimos. Muchas veces nos hemos sentido extrañados por qué haciendo para el otro nos hemos podido sentir mal por los sacrificios, si es la persona que más amas. Cuando el “ser para el otro” impide el “ser para ti” o poder identificar en qué momentos estás cruzando límites de lo que es razonable para tu propia felicidad.

Tradicionalmente, hemos tenido la creencia profunda que para el amor hacia la otra persona vale cualquier cosa, incluso entregar nuestra propia vida. Bajo el paraguas de el “amor como sacrificio” o “la entrega incondicional hacia el otro” ha hecho que nuestro YO quede en segundo plano, sin escuchar las propias necesidades y olvidándonos de nuestros intereses. Hay momentos en que sí es necesario que nuestra individualidad quede resguardada, pero que se dé de manera crónica, obsesiva o bien desde una posición de poder (por debajo o por encima) es entrar en un juego de codependencia que puede ser muy perjudicial para la relación, y sobre todo, para uno mismo.

Walter Raso hace una reflexión en su libro y remarca la idea – que compartimos -, que adaptarse a una relación afectiva es acercarse al otro sin perder la propia esencia, sin dejar de quererse a uno mismo y esto implica una revolución personal al paradigma tradicional del culto al sacrificio irracional por un esquema nuevo de autorrespeto. Las creencias idealizadas sobre el amor que están arraigadas en nuestra sociedad como la de “si hay amor, no necesito nada más”, “el amor es eterno” y “el verdadero amor es incondicional” han hecho mucho daño, pues han provocado que se lleguen a tolerar barbaridades que entierran nuestra dignidad. Frente a este contexto se hace  difícil entablar una conversación con tu pareja para conocer realmente qué es lo que el otro necesita y llegar a un acuerdo y compromiso de cómo queráis que sea vuestra relación, pero es altamente recomendable para que sea auténticamente vuestra. Dar por sentado que estamos de acuerdo con lo culturalmente impuesto puede ser camino de muchos malentendidos y os desempodera. Al fin y al cabo, no hay una única combinación; hay tantas relaciones como parejas existen, todas son exclusivas y serán saludables si existe autorrespeto.

Este autor nos da pistas para cuestionarnos cuándo este “amor” descarrila nuestro sentido vital y nos aleja de nuestra esencia. Son tres situaciones muy obvias y sensatas que son difícilmente reconocibles cuando son violentadas: “Cuando no te quieren”, “Cuando tu realización personal se ve obstaculizada” y “Cuando se vulneran tus principios”.

Hay signos que nos hacen ver que esa persona ya no nos quiere: la falta de caricias, de deseo, ilusión e interés, que necesita menos de ti, que debes pedirle constantemente su acercamiento… Si no te quieren, tu amor no es negociable. A veces la esperanza, es la peor enemiga.

Por otro  lado, cuando tu pareja te impide la expansión satisfactoria de tus talentos personales, hace que no crezcas como persona. Un amor que exige que reprimas tus motivaciones para que funcione la relación no es amor, es esclavitud y esa persona no te quiere  suficiente.

Y finalmente, si vulneran tus valores y principios, es decir, si no respetan tu dignidad (ser valorado, respetado y honrado). Tiene que ver con la autonomía y autodeterminación. Debes aceptar que tu pareja no es más valiosa que tú en consideración y respeto. No aceptar convertirte en un instrumento de satisfacción ni objeto de nadie que actúas en función de sus permisos.

De vez en cuando es bueno preguntarse dónde te sitúas tú en cada uno de estos puntos para tomar conciencia y saber que es la propia persona quién decide qué límites le van a traspasar o no. No tengáis miedo a respetaros y a poner en cuestión creencias que han venido impuestas socialmente.

¡Un saludo y hasta  la próxima publicación!

Write a Comment