El dolor sostenido es una de las principales causas de atención médica y malestar en la actualidad, pues acaba convirtiéndose en el centro de vida de las personas que lo padecen. Convivir con ello requiere de una gran fortaleza emocional, pues la angustia es presente en muchos ámbitos de su vida: a nivel físico (dolor, cansancio, medicación), a nivel relacional (debido al aislamiento progresivo), a nivel familiar y anímico (las personas se encuentran mal, cambian drásticamente su funcionamiento y hay una angustia hacia al futuro).
A nivel psicológico, el dolor se define como un estado interno subjetivo de malestar que provoca sentimientos de desesperación, frustración, ira, desmoralización, aislamiento y depresión. Es de carácter multidimensional y su intervención abraza una gran variedad de profesionales: médicos, enfermeros, fisioterapeutas y psicólogos, entre otros.
Los psicólogos que trabajamos con dolor crónico ayudamos a reconocer, comprender y aceptar que los factores cognitivos, afectivos y físicos están interrelacionados a la experiencia del dolor con el convencimiento que se pueden aprender nuevas formas de pensar, sentir y actuar más adecuadas. Nuestro objetivo es ayudar a la persona a aprender a convivir y darle herramientas para afrontar esta nueva realidad.