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LA PSIQUIATRÍA: ROMPAMOS PREJUICIOS

Generalmente la psiquiatría se define como la rama de la medicina dedicada al estudio de los trastornos mentales con el objetivo de prevenir, evaluar, diagnosticar, tratar y rehabilitar a las personas con trastorno mental y asegurar la autonomía y la adaptación del individuo a las condiciones de su existencia.

Todos sabemos, sin embargo, que la historia de la psiquiatría no ha sido igual a las de las otras ramas de la medicina, siendo por ello criticada y admirada por partes iguales. Todos los ámbitos de la sociedad han criticado el papel del psiquiatra. Así pues, la psicología le ha acusado de negligente en el estudio de la mente, considerando que en demasiadas ocasiones se ha caído en demasiada facilidad en tratar la mente con medicación o dando explicaciones a problemas cotidianos a través de un diagnóstico médico. La sociología ha señalado sus efectos discriminadores y estigmatizadores a lo largo de la historia, pues aún hoy en día las etiquetas diagnósticas se cargan en la esencia de la persona, marcando a menudo su identidad y como los demás lo ven. Además, ideología y política también han opinado siempre del papel de la psiquiatría en la sociedad y han puesto en duda a lo largo de la historia su papel principal, que no debía ser otro que el de mejorar la calidad de vida de personas con dificultades tanto a nivel del pensamiento, las emociones o la conducta. Pero es que incluida la propia medicina ha considerado a la psiquiatría una especialidad rezagada e inaccesible y la biología no ha ayudado a buscar explicaciones como en otras disciplinas médicas. No tenemos respuestas a través de exploraciones complementarias, sólo tenemos la exploración clínica y la experiencia. En la medicina actual, tanto vinculada a los análisis de sangre y las pruebas de imagen, es difícil de entender que aún se pueda examinar y tratar sólo con la clínica. La obsesión por la demostración científica queda limitada en aspectos de la mente.

Además, actualmente, nos encontramos con las dificultades sociales de entender emociones como la tristeza, emociones normales en el hombre, que deben existir. Las personas del mundo occidental hemos perdido la capacidad de sufrir dolor emocional, pensando que se trata de pensamiento o emociones erróneos que un médico debe solucionar.

Con todo ello, se puede entender la gran contradicción que puede existir para alguien cuando se le dice que sería bueno que fuera al psiquiatra. Lo primero que se plantea esta persona es que ella no está loca, o pensará que no tiene sentido ir, porque ‘no cree en los psiquiatras’. Por un lado, no es cuestión de creer o no, nos falta mucho por saber, el cerebro es el órgano más complicado, pero ya sabemos cosas, hemos avanzado, los psiquiatras podemos ayudar y así lo ha demostrado la ciencia. Por otra parte, se debe romper con el estigma de la locura, no existen locos, existen personas que perciben su realidad de otras maneras, y esto no quiere decir que no puedan llevar la vida que ellas quieran.

Por todo ello, pues, el objetivo de la psiquiatría no debe ser otro que acompañar a la persona que lo necesita poder mejorar su calidad de vida con el fin de poder llevar la vida que quiera a cualquier nivel, tanto personal como profesional, más allá de una pastilla, más allá de un diagnóstico.

La atención psiquiátrica ofrecida desde Kairós, contempla la complejidad del ser humano e intenta ajustar el tratamiento al máximo a cada uno, teniendo siempre en cuenta los recursos y fortalezas del paciente.

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